Uno de los eslabones de la cadena que une a los usuarios con la red, es la última milla o lo que se conoce como el bucle local. Esta infraestructura de acceso a las redes públicas de datos, ha experimentado en la última década una explosión importante que ha popularizado el acceso a la red de banda ancha.
En en año 2000 fui testigo excepcional del lanzamiento de los diferentes servicios de France Telecom en España, entonces Uni2. Los servicios de datos de acceso a internet, fueron implementados mediante una red basada en acceso telefónico sobre el par de cobre que por medio de modems permitían acceder a la red a la "gran velocidad" de 128 Kbps mediante una RDSI con dos canales. Quién no se acuerda de los pitidos que hacían los modems al inicio de la conexión?
En la parte móvil, el acceso vía GPRS permitía velocidades inferiores que en la mayor parte de los casos daban soluciones de movilidad a ordenadores portátiles y no a teléfonos móviles como hoy en día.
Poco tiempo después, en el año 2003 asistimos al despegue del ADSL que ofrecía sobre el mismo par de cobre, velocidades por aquel entonces de 256 Kbps/128Kbps. Desde entonces las velocidades de acceso se han ido duplicando cada poco tiempo, llegando en la actualidad a los varios Mbps como velocidad estándar de acceso a la red (25 Mb, 10 Mb, 6 Mb) siempre sobre el mismo par de cobre. No menciono la banda ancha móvil por no extenderme demasiado, pero la evolución ha sido similar.
En esta "vertiginosa" carrera ha influido el desarrollo de las tecnologías de acceso, que han permitido llevar sobre el vetusto y aguerrido par de cobre telefónico, cada vez mayores velocidades de acceso, exprimiendo el ancho de banda hasta sus límites. Todavía se sigue exprimiendo el bucle local, más allá de lo imaginable hasta llegar a los 300 Mbps que ha anunciado recientemente Alcatel Lucent.
Lástima que estas velocidades tengan su limitación en la distancia a la que pueden conseguirse dichas velocidades. A mayor velocidad, menor distancia a la que podemos llegar. En el caso de los 300 Mbps la distancia es de 400 metros, lo que limita el alcance a un número de puntos limitado a esa pobre distancia. No obstante, permite a los operadores seguir vendiendo la idea de que te ofrecen 300 Mbps sin mencionar que es sólo para aquellos privilegiados que se encuentren a menos de 400 metros de la central telefónica a donde llega el par de cobre.
Este es el truco de las velocidades de acceso a la red a través del bucle de cobre de hoy en día, que dichas velocidades altas son posibles cuanto más cerca de la central se encuentre nuestro domicilio o negocio en el que queramos contratar el servicio. Sigue siendo una forma de diferir las inversiones necesarias para llevar la fibra óptica hasta el hogar (FTTH) o hasta el edificio (FTTB). Sin embargo, sin un medio como la fibra y una tecnología facilitadora sobre la fibra siempre tendremos impuesto un límite a nuestras posibilidades. Ese parece ser el impulso que Google quiere dar a sus ilimitadas aplicaciones que requieren anchos de banda "ilimitados" mediante su experiencia piloto a la que me refería en alguno de mis artículos anteriores.
Cuando oímos hablar o leemos sobre llevar la fibra hasta el hogar (FTTH), no estamos hablando de futurismo. Tampoco hay que confundirse con lo que otros operadores hablan de la fiabilidad de la fibra óptica porque no llevan la fibra hasta el hogar, sino hasta cerca de tu hogar. Tampoco hay que pensar que hoy en día no se despliega fibra hasta el hogar. Se hace pero a precios muy elevados.
Lo que quiero decir con la fibra hasta el hogar, es que existen muchos países en los que se están desplegando redes de fibra óptica hasta el hogar y que no hablamos del futuro, sino de una realidad que ya está aquí y que por más que nuestros operadores no quieran verlo, es una realidad que llegará antes o después a costa de que los usuarios tengan limitadas sus posibilidades o paguen mucho por ello, pero en cualquier caso, el futuro ya está aquí, siempre que haya quien esté dispuesto a invertir.
Y en relación a esto último, este puede ser el nuevo sector del ladrillo o de las energías renovables para los próximos años para aquellos países como España, donde el hardware y lo tangible priman sobre el software o lo intangible. Estoy seguro de que a muchos les gustaría que esta idea fuera acertada.
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